1. INTRODUCCIÓN
Análisis de ítems y fiabilidad de una escala de disposición para el estudio en estudiantes de posgrado
La disposición para el estudio es uno de los grandes temas de interés de las ciencias de la
educación y de la psicología educativa y que se constituye en uno de los aspectos de
especial influencia en los resultados escolares de los mismos (Tapia & Montero, 2002;
Jiménez & Macotela, 2008). El interés por estudiar la disposición hacia el estudio de los
estudiantes de formación básica ha pasado hacer el interés en los espacios de educación
superior considerando que los factores sociales económicos son los mismos para ambos
espacios como, por ejemplo: a) la extensión de la educación formal a cada vez más amplios
sectores de la población; b) el incremento de la edad hasta la cual se considera obligatoria
la educación, y c) las altas tasas de fracaso escolar.
De hecho, diversas investigaciones se han orientado a precisar los procesos implicados en
el aprendizaje y a valorar el grado en que influye la disposición de los estudiantes hacia el
aprendizaje y el estudio en el rendimiento académico (Terrazas, 2009). El problema del
fracaso en la educación superior es extremadamente complejo ya que en él intervienen
múltiples factores. Estos se dividen, según Sánchez y Valdés (2003), Martínez y Prendes
(2004) y Valdés y Urías (2010), en relativo a: a) el contexto del estudiante (situación
socioeconómica de la familia, valores sociales, entre otros); b) la escuela (docentes,
recursos técnicos y currículos); c) las políticas educativas (recursos invertidos en la
educación y becas), y d) el estudiante (aptitudes, estrategias de aprendizaje y disposición
hacia el estudio). Al respecto, Robinson (2002) señala que la falta de disposición hacia el
estudio tiene repercusiones en el proceso de aprendizaje, y que los estudiantes que se
encuentran debidamente interesados en el estudio van a estar mucho más implicados en
las actividades académicas. Para los fines de la presente investigación se retomó el
constructo de disposición hacia el estudio propuesto por Sánchez, García y Valdés (2009),
el cual involucra aspectos de índole afectiva y personológica que intervienen en la
regulación de la conducta dirigida hacia el estudio.
Dentro de los factores que integran el constructo se encuentran: a) la motivación
intrínseca hacia el estudio, que tiene que ver con el grado de interés que tiene el estudiante
por realizar las actividades académicas (Díaz-Barriga & Hernández, 2002); b) la
adaptación, la cual se considera como la habilidad para relacionarse efectivamente con los
compañeros y el docente, respondiendo de manera adecuada a sus demandas (McWhirter,
McWhirter, McWhirter y McWhirter, 1993; Manciaux, Vanistendael, Lecomte &
Cyrulnik, 2001); c) el compromiso con la tarea, que se refiere a la tenacidad y dedicación
con que el sujeto permanece realizando una tarea una vez que se ha establecido una meta
de trabajo (Sánchez, 2006), y d) la autorregulación, que comprende la capacidad de tomar
decisiones efectivas, dirigir una actividad y sus actos hacia una meta específica (Castañeda
& Ortega, 2004; Góngora, Mézquita & Couoh, 2004).