1. INTRODUCCIÓN
Los residuos plásticos (microplásticos) son un
problema global en los ecosistemas, sus efectos de
exposición han sido ampliamente reportados en
especies acuáticas. Se evidencian variaciones en
sus comportamientos, morfologías y de
reproducción. (Cifuentes Burgos, 2018; Frank
Comas, 2015). No obstante, existe escasa
investigación en especies terrestres y edáficos
(Cáceres Martínez et al., 2015). Los microplásticos,
polímeros orgánicos sintéticos, debido a su
pequeño tamaño se consideran biodisponibles para
los organismos a lo largo de la red alimentaria. La
ingestión de estos posiblemente introduzca toxinas
a la base de la cadena alimentaria donde tiene
capacidad de bioacumulación (Cole et al., 2011)
(Napper Imogen & Thompson, 2020) (Teuten et al.,
2007). La concentración de microplásticos se
encuentra ligada a la ubicación geográfica, es decir,
se presenta en zonas de mayor densidad poblacional
y áreas contaminadas (Poma Ambuludí, 2019). El
Polietileno (PE), Polipropileno (PP), Policloruro de
vinilo (PVC), Poliestireno (PS), Poliuretano (PU),
Tereftalato de polietileno (PET), Bisfenoles y
Phthalatos son compuestos químicos (Rios et al.,
2007) industrialmente usados en la fabricación de
polímeros plásticos y de revestimientos. Estos, son
considerados compuestos biológicamente activos.
Evitan la proliferación de bacterias en alimentos y
la oxidación de latas. Se desprenden al contacto con
alimentos y bebidas, siendo su medio de transporte
la ingestión. (Salazar Guerrero & Ardila Martínez,
2016) (Bustamante Montes et al., 2001).
El Bisfenol BPA, es un compuesto químico que se
encuentra presente en la mayoría de envases
plásticos de uso común y resinas epoxi (Mas et al.,
2017). Se transporta al torrente circulatorio a través
de la vía digestiva. Su absorción es inmediata con
una biodisponibilidad superior al 70% (Thayer et
al., 2015) Y (Yang et al., 2015). Se asocia a
diversos problemas de salud a bajos niveles de
concentración ocasionando daños irreversibles. Las
alteraciones detectadas en animales son: cambios
en el desarrollo mamario, propensión a la aparición
de cánceres (Honma et al., 2002), adelanto de la
pubertad en hembras (Ramos et al., 2001),
aparición de anomalías en el aparato reproductor
masculino, alteraciones de conducta, agresividad,
hiperactividad, deficiente cuidado de las crías y
generación de la resistencia a la insulina que puede
preceder a la diabetes. (Nagel et al., 1999)(Salazar
Guerrero & Ardila Martínez, 2016). Por lo tanto, es
de suma importa conocer la incidencia de los
microplásticos en el organismo animal con la
finalidad de prevenir problemas de salud ya que es
un compuesto bioacumulable.
Se detectaron partículas de microplásticos en
hábitats naturales y vías digestivas de varias
especies. Al respecto, Cifuentes Burgos, (2018)
evaluó los efectos de exposición al microplástico
utilizando como bioindicador la especie Lumbricus
Terrestris, expuesta a diferentes concentraciones
con bioensayos de evasión por 48 horas. Señaló, la
ausencia de preferencia por ningún tipo de suelo,
sin embargo, al desplazarse perdieron mucosidad
superficial, provocándoles quemaduras y lesiones.
Por su parte, Andrade & Ovando, (2017) reportaron
el primer registro de microplásticos en el contenido
del estómago del cangrejo real Lithodes Santolla. A
su vez, Cáceres Martínez et al., (2015)
documentaron por primera vez la presencia de
residuos plásticos en heces de oso andino
(Tremarctos ornatus) y en el contenido estomacal
de un coatí andino (Nasuella olivacea). Estos
mamíferos fueron encontrados en los páramos de
Santa Isabel y de la Cabrera dentro del Parque
Nacional Natural Tamá, Colombia. Asimismo,
Frank Comas, (2015) contabilizó los plásticos
ingeridos por los elasmobranquios en diferentes
puntos de las aguas que rodean Mallorca, Islas
Baleares. También se analizaron muestras de agua
subterránea, antes y después de su purificación,
detectándose un promedio de 0,7
microplásticos/m3 (Mintenig et al., 2019). Se
encontró presencias de microplásticos en la
atmosfera que van en concentraciones de 0,3 a 1,5
fibras/m3 o de 1 a 60 fibras/m3 (Dris et al., 2017).
Por su parte, (Liebezeit & Liebezeit,
2014)(Liebezeit & Liebezeit, 2013). Encontraron
fibras y/o nanoplásticos en las flores y en la miel.
Así también, (Huerta Lwanga et al., 2017). Reporta
contaminación microplástica en la carne de las
mollejas de pollo. Los microplásticos pueden actuar
como vectores de transporte de compuestos
químicos como de compuestos directamente
relacionados a su fabricación; algunos de estos
aditivos pueden alterar procesos biológicos de
importancia y ocasionar efectos al sistema
endocrino (Koelmans et al., 2016). Por su parte,
Maragou et al.,(2008) demostró que la temperatura
era el factor crucial para la migración de BPA de
las botellas de plástico al agua. Del mismo modo,
(Kubwabo et al., 2009) menciona que la migración
de BPA a 40 grados C osciló entre 0,11 µg /L en
agua incubada durante 8 h a 2,39 µg/L en 50%
etanol incubado durante 240 h. Se evidencio en el
tejido muscular del zorro polar (Alopex lagopus) y
la sangre del oso polar (U. maritimus) presencia de
sustancias contaminantes bioacumulables como los
policlorobifenilos (Barón et al., 2016). Así también
(Vigezzi, 2016) estudió los efectos de la exposición
perinatal a bajas dosis del BPA sobre la
diferenciación funcional uterina en ratas adultas en
distintas edades reproductivas y en un modelo de
rata ovariectomizada (OVX) donde concluye que la
exposición perinatal a bajas dosis de BPA altera el
desarrollo del útero con consecuencia adversas a
largo plazo en la histología y la diferenciación
funcional uterina.
Ante los aspectos sostenidos nace la inquietud de
determinar la influencia ecotoxicológico de