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La idea fue propuesta en 1932, pero no quedó
materializada formalmente hasta 1936. Casi 80
años después, permanece prácticamente intacta,
incluyendo sus ventajas y limitaciones (Gallego
y Sarria, 2006).
La interacción suelo-estructura es un tema
relativamente reciente (desde mediados del siglo
pasado), y más reciente aún es su aplicación en el
ejercicio actual de la ingeniería civil, por lo que
pocas comprobaciones se conocen más allá de los
planteamientos teóricos sobre los efectos que
esta interacción provoca en el funcionamiento
estructural de las edificaciones como en este
caso. Actualmente la división de los edificios en
bloques más simples es un uso común y conocido
con el fin de independizar físicamente a las
estructuras y dejarlas moverse de forma
independiente ante los sismos, sin embargo,
conceptualmente el hecho de que algunas de
estas estructuras compartan una misma
cimentación, infiere que estas estructuras no sean
completamente independientes una de la otra, por
lo que se deduce que estas estructuras
interaccionan entre sí (Pérez y Avilés, 2007).
En la actualidad los efectos producidos por la
interacción de las estructuras de los bloques
divididos, sus cimientos compartidos y el suelo
donde se apoyan pasan desapercibidos debido a
que tanto mediante el método manual como
mediante software se suele analizar cada bloque
de forma independiente acogiéndose a la
independencia superficial otorgada por la
separación mediante la junta sísmica (EMAC,
2011). Estos efectos pasados por alto pueden
incluir desplazamientos y posibles
concentraciones de esfuerzos (Puma, 2017).
Estos efectos son poco abordados en la
actualidad y en la práctica del diseño pasan
desapercibidos debido a que son simplificados
mediante algunas consideraciones prácticas, dos
de las cuales son las más influyentes para este
estudio. La primera es la consideración de un
suelo perfectamente rígido para el diseño de la
mayoría de edificaciones, la segunda es
considerar a cada bloque separado por la junta
sísmica como independiente y sin vinculación de
esfuerzos y deformaciones entre ambas; pero en
la realidad, como se conoce, existe una
interacción suelo-estructura y una vinculación de
esfuerzos y deformaciones entre una y otra parte
por medio de la cimentación compartida (Puma,
2017).
1.1 Problema a nivel mundial.
Muchas edificaciones diseñadas por ingenieros
siguiendo “modernas” normativas han colapsado
de forma frustrante sin poder responsabilizar a
nadie; casos como los sismos de Caracas (1967),
San Fernando (1974), México (1957 y 1985),
Northridge (1994), Taiwán (1999), Turquía
(1999), Paquistán (2004), y Sichuan (2008) lo
han mostrado claramente, con miles de
edificaciones en el suelo, y con muchos más
miles y millones en pérdidas de vida y
patrimonio (Gallego y Sarria, 2010).
En la cual se presentan las posibles causas y
consecuencias que produjo la caída del puente I-
35, localizado en el Estado de Minnesota sobre el
Río Mississippi. Se consultó para este trabajo una
publicación realizada por Cusba (2011).
En mención al Puente Ferroviario Tay,
construido en acero, que permitía la
comunicación entre las ciudades de Dundee
(Inglaterra) y Fife (Escocia). El colapso de su
estructura se presentó el 28 de diciembre de
1897, se destaca la publicación llevada a cabo por
Cusba (2011).
1.2 Problema a nivel nacional
Los problemas que se dan a nivel nacional dentro
de los diseños moderno de edificaciones, el uso
de la dinámica estructural es imperativo. El
primer registro corresponde al sismo de Ica, del
15 de agosto de 2007, con casi tres minutos de
duración registrado en Lima para un microsismo
de magnitud 8,2 en la escala de Richter (Gallego
y Sarria, 2010).
La existencia de solicitaciones y cargas que
varían con el tiempo, como aquellas
correspondientes a la presencia de vientos sobre
fachadas, el oleaje marino sobre estructuras
portuarias o el movimiento en la base que genera
un terremoto o sismos, deben ser abordadas
desde la teoría formal de la dinámica estructural
(Condori, 2011). Debido a que normalmente
construimos las edificaciones con mucha rigidez,
existe la creencia generalizada de que las
estructuras se encuentran en un estado de reposo,
pero no es así. En realidad, las edificaciones se
están moviendo o vibrando constantemente; la
mayoría de las ocasiones de forma despreciable
(Gallego y Sarria, 2010).
1.3 Problema a nivel local
En el distrito de Lircay, provincia de Angaraes,
Huancavelica, Los problemas son dinámicos
cuando existen masas en movimiento que
cuentan con un movimiento periódico resultante
de una rigidez restauradora. Las tres propiedades
básicas de cualquier sistema dinámico son:
rigidez, masa y amortiguamiento; sin embargo,