R. A. Nolberto Coz
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minerales de un suelo Franco Arcilloso
propuesto por el Departamento de Agricultura
de los Estados Unidos de Norteamérica
(USDA, 1999) y Acevedo y Martínez (2003),
quienes manifiestan que para típicas
densidades aparentes de la tierra oscilan
entre 1.0 y 1.7 g/cm3 coincide con lo que
manifiesta Sánchez (2007), que la densidad
aparente varía con la porosidad del suelo, la
textura, el contenido de materia orgánica y la
estructura. Por otro lado, Prichett (1990)
afirma que la densidad, porosidad y
circulación de agua, así como el aire en el
suelo son propiedades estrechamente
relacionadas.
Prácticas y técnicas para recuperar la
degradación física del suelo: incorporación de
materia orgánica como abono orgánico para
incrementar la porosidad, reducir la densidad
aparente y mejorar la textura del suelo. Estos
materiales favorecen la retención de agua y
nutrientes, promoviendo una estructura de
suelo más estable. Instalar especies de
cobertura, ya que estos ayudan a proteger el
suelo de la erosión, mejoran la estructura del
suelo y aumentan la porosidad. Estas plantas,
también, contribuyen a la retención de
humedad y a la introducción de materia
orgánica en el suelo al descomponerse.
Labranza mínima o nula con la finalidad de
minimizar la perturbación del suelo, reducir la
compactación y permitir que la estructura y
los poros del suelo se regeneren. Esta técnica
mantiene la densidad aparente en niveles
adecuados y evita el daño a la microfauna del
suelo. Técnicas de bioingeniería y terrazas:
En áreas con pendiente, las terrazas y
barreras vegetales ayudan a controlar la
erosión y mejoran la infiltración de agua,
promoviendo la porosidad y manteniendo una
densidad aparente favorable.
Propiedades químicas
La disminución del pH de los suelos, donde
se realizó la investigación, se debe a la
disminución del Ca++ y el Mg++ por efecto de
la quema, esta tendencia afecta la
disponibilidad de nutrientes y la actividad
microbiana, tal como lo señala Sánchez
(2007) que el pH es una característica con
influencia indirecta en la disponibilidad
nutrientes y actividad microbiana.
El nivel de nitrógeno en el suelo no sufrió
cambios por efecto de la quema. Al respecto,
Sánchez (1981) cree que el nitrógeno puede
ingresar al suelo a través de la fijación
atmosférica de materia orgánica (abono
orgánico (estiércol) y residuos de cultivos) y
bacterias, mientras que Navarro (2003)
argumenta que las condiciones climáticas
pueden hacerlo. El contenido tiene un efecto
significativo, ya que la cantidad de nitrógeno
reduce con la maximización de la temperatura
y la cantidad de nitrógeno incrementa con la
maximización de la humedad. Las principales
pérdidas de nitrógeno son cosecha,
lixiviación, volatilización, desnitrificación y
fijación de amonio.
La disminución numérica del fósforo es
debido a la disminución de la materia orgánica
por efecto de la quema. Al respecto, Sánchez
(1981) menciona que el contenido del P está
relacionado con el contenido de materia
orgánica. También, Capulín et al. (2010), en
México, mostraron que las variaciones de
fósforo en la tierra inducidos por incendios
fueron más pronunciadas en la capa
superficial (0–5 cm) debido a la disminución
de materia orgánica.
La disminución de potasio se debe al
cambio de la textura. Los suelos sin quema
tienen textura franco arcillo limoso y los que
fueron quemados tienen textura franca; el
contenido de potasio en el suelo es
influenciada por la textura, tal como indica
Navarro (2003), que el contenido en K2O, en
el suelo, depende de su textura. Los suelos
arcillosos tienen mayor contenido que los
suelos limosos y arenosos.
En general, la concentración de los
cationes en el suelo disminuye por efecto de
la quema. Al respecto, Valdés et al. (2016)
indicaron que los efectos del fuego causaron
variación en la química del suelo en el área de
estudio que estaban relacionados con la
profundidad y el momento del incendio. La
concentración de cationes Mg++, Ca++, K+, pH