Deyssy Jaquelini Portocarrero Espinoza
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educativo, clima organizacional y gestión administrativa. Además, se deben implementar actividades y
estrategias que promuevan la mejora continua en la calidad educativa. Además, se deben implementar
actividades y estrategias que promuevan la mejora continua en la calidad educativa. Todo esto
contribuyen a garantizar que el servicio educativo en las instituciones de la primera infancia sea de
calidad y esté dirigido a la mejora educativa.
En Perú, se ha implantado un instrumento de trabajo llamado “Marco del Buen Desempeño Docente”.
Este marco tiene como objetivo evaluar y mejorar la práctica pedagógica de los docentes en el país, el
cual se basa en cuatro dimensiones, nueve competencias y cuarenta desempeños que los docentes deben
cumplir. Este instrumento es un avance significativo por el estado peruano, ya que busca promover la
calidad de la educación y el desarrollo profesional de los docentes y se reconoce como un asunto público
de importancia para el bienestar de la población (Minedu 2012).
Aunque se propone idealmente que la educación de calidad debe garantizar una formación integral y
ayudar al desarrollo social de los escolares. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en la
actualidad existe un énfasis excesivo en el rendimiento cognitivo medido a través de pruebas
estandarizadas. Es necesario tener en cuenta que la implementación de procesos académicos y
administrativos, centrados únicamente en metas institucionales, a nivel nacional e internacional, puede
llevar a una enseñanza enfocada en la memorización y la repetición de información, en lugar de
promover un aprendizaje significativo y duradero (Casanova, 2012; Malpica, 2012; Vásquez, 2015).
Además, la obtención de este documento conocido como certificación o acreditación tiene como
objetivo demostrar que la institución ha alcanzado ciertos estándares de calidad en sus operaciones
(Martínez, Tobón y Romero; 2017).
El actual término de Calidad de Educación, utilizados en los paradigmas educativos latinoamericanos,
se guía principalmente en el ejercicio en pruebas masivas como de las pruebas PISA (OCDE, 2017) que
señalan cuáles son los países miembros de la OCDE, con gran cantidad en sus sistemas educativos con
base en los resultados logrados por los alumnos evaluados por medio de pruebas estandarizadas
(Malpica, 2012; OCDE, 2017; Vasquez,2015).
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2000)
indica que es un acuerdo mundial brindar formación de prestigio a todos los niños, jóvenes, adultos. El
problema radica en la falta de consenso sobre qué se entiende por calidad educativa. Algunos pueden
considerar que la calidad educativa se refiere a la formación integral de los estudiantes, mientras que
otros pueden enfocarse en la preparación para el mundo laboral. Esta falta de consenso puede llevar
hacia varios enfoques y políticas educativas, lo que a su vez puede generar desigualdades en alcanzar
una educación de calidad. Además, la falta de una definición clara de calidad educativa dificulta la
evaluación y mejora de los sistemas educativos (Fuentes,2002). En resumen, el problema radica en la
falta de un concepto unívoco y explícito de calidad educativa, lo que puede generar diferentes enfoques
y desigualdades en la educación.
Los cambios políticos, económicos y demográficos generan nuevas demandas al sistema educativo y
afectan las necesidades y funciones de los programas de formación del profesorado. Para enfrentar estas
demandas, es necesario desarrollar procesos formativos y estrategias que recojan y analicen información
confiable sobre el currículo y la formación continua. Desde el ámbito público, es importante recopilar
información sobre la formación continua implementada en todo el país y revisar si se están logrando las
competencias necesarias. Esto permite tomar decisiones informadas para mejorar la calidad de la
educación (Fullan y Hargreaves, 2014; Sotomayor y Walker, 2009).
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 1995), la meta
fundamental de la calidad educativa es garantizar que los jóvenes logren conocimientos, habilidades,
destrezas y actitudes esenciales disponerlos para la vida adulta. Conlleva a ofrecer una educación
integral que impulse al desarrollo personal, el pensamiento crítico, la autonomía, la capacidad de
adaptación y la participación activa en la sociedad. La calidad educativa busca que los jóvenes estén
preparados para enfrentar los desafíos y oportunidades que se les presenten en su vida adulta, ya sea en
el ámbito laboral, social o personal. Esto implica brindarles una calidad educativa que les facilite
incrementar su potencial, adquirir conocimientos relevantes, desarrollar habilidades prácticas y