Chachi Montes Lizardo; Salcedo Núñez Mariella, Pumacayo Sánchez Zaida Olinda y Ale Núñez, Haydeé Aurelia
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En América Latina como : Ecuador, Bolivia, Chile, Brasil entre ellos Perú es un problema frígido que
está vinculado en el contexto de la cultura para formas de educación en áreas rurales después de la
combinación de un conjunto de factores, entre los que se encuentran la anticipada incorporación de
niños, al mundo del trabajo y la insuficiencia de la escuela para participar en la realidad, intereses y
necesidades de estos grupos de población que requieren el uso de la fuerza laboral familiar para
garantizar su propia subsistencia (Gajardo & De Andraca, 1988).
Este problema se presenta en Perú porque, según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2010,
Alrededor del 28,3% del total de niños y adolescentes de entre 6 y 17 años, de los cuales 52.1% se
concentran en las áreas rurales del país y entre 14 y 17 años. Alrededor del 33.4% de los que trabajan
entre los 6 y los 17 años de edad, están en un trabajo peligroso. En las zonas urbanas, el 35% de los
niños y adolescentes ocuparon entre 6 y 17 años de trabajo en empresas familiares, el 28% trabajan en
granjas y / o ganadería y el 25% proporcionan zapatos de lavado de autos y servicios de pulido. En las
zonas rurales, el 86% trabaja en granjas y / o rebaños. (ENAHO, 2011).
Frente a esta problemática no se ve ajena las instituciones educativas al interior de nuestro país ya que
en diversas visitas en zonas rurales de nuestro país se observa que gran parte de los niños y niñas
estudiantes, están incorporados como trabajadores familiares sin ninguna retribución monetaria como
parte de la ayuda a la economía familiar, apoyan en el trabajo agrícola (siembra, cultivo y cosecha de
diversos productos según la zona y contexto), así como pastoreo de animales mayores (Vaca, mulas,
ovejas, chivos y otros), recojo de pasto para la alimentación de animales menores (cuy, conejo entre
otros), venta ambulatoria de diversos productos según el contexto (Caramelos, canchitas, chupetes,
frutas entre otros) (Chachi & Anton, 2015).
Así mismo Chachi (2015), manifiesta que las niñas suelen ausentarse de la escuela con mayor frecuencia
en relación a los niños ya que ayudan en casa (Cocinando, llevando la comida al campo y cuidando a
los hermanos menores). Siendo estas algunas de las casuísticas presentadas que no permiten la asistencia
regular a la Institución Educativa por lo que no culminan satisfactoriamente el año escolar o su nivel
académico es limitado ocasionándoles serias dificultades en el futuro. Siendo la institución educativa de
la comunidad campesina “La Esperanza Chanca” Chupuro Huancayo, que presenta esta realidad
problemática repercutiendo en el campo educativo e interrumpiendo en cierta forma su etapa infantil y
el avance en sus metas educativas, como la conclusión oportuna de su escolaridad en el nivel primario
(ENPETI, 2012).
Por lo que se tuvo como problema ¿Qué tipos de actividades realizan los niños y niñas de la comunidad
campesina de zona rural “La Esperanza Chanca” Chupuro Huancayo? Problemática que surge a raíz de
las visitas de campo y los reportes de la limitada conclusión oportuna de los estudios de los estudiantes
en estas zonas, teniendo como objetivo identificar los tipos de actividades que realizan los niños y niñas
de la comunidad campesina de zona rural.
Por lo que en las últimas décadas se han desarrollado diversas investigaciones, en el ámbito nacional e
internacional referente al trabajo infantil, que permite tomar su importancia en los diversos sectores
políticos de los países que buscan su erradicación, al respecto el estudio de (Gracia, 2002) Muestra las
percepciones del trabajo peligroso de los niños y el riesgo que esto significa para el niño al integrar una
actividad económica que puede causar lesiones graves hasta la discapacidad.A si mismo (Salazar, 2014)
enfatizó que la rama de la actividad económica que generó tasas más altas de trabajo infantil es la
agricultura. En algunos casos, es el trabajo agrícola tradicional, derivado de formas de producción que
solo permiten la subsistencia del núcleo familiar. En otras ocasiones, la ocupación infantil se inserta en
culturas orientadas al mercado e incluso a la exportación.
En Guatemala, se verifica que el 65% del total de la población de menores que trabajan, se ocupa de la
agricultura, con el porcentaje de niños aborígenes mayores que para los niños no aborígenes; En Ecuador
y Perú, del 48% y el 40%, respectivamente, de la población trabajadora y los adolescentes que trabajan,
lo hacen en actividades agrícolas. La misma tendencia se verifica en los informes de Brasil (78.5% de
los niños de 10 años para insertarse en la agricultura) y en Colombia el 82,6% de los niños y el 36,0%
de las niñas de 10 a 17 años trabajan en la industria agrícola.