Sara Hermelinda Gonzales Agama
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Estrada (2018), hace mención que los estilos de aprendizaje han servido para realizar cambios
significativos en el proceso educativo, tanto en estudiantes como docentes, aprendemos de diferente
forma; por otro lado, el rendimiento académico es una parte fundamental en el proceso de enseñanza y
aprendizaje, porque nos permite identificar si el estudiante cumple con los estándares de aprendizaje
que dispone el currículo de educación para ser promovido de nivel.
Entre los trabajos internacionales están los artículos de Olmedo (2020), cuyo objetivo, está centrado en
valorar el grado de correlación entre los estilos de aprendizaje y el rendimiento académico en las
dimensiones cognitiva, procedimental y actitudinal en las asignaturas de las áreas de matemáticas,
ciencias naturales, humanidades y tecnología e informática de los estudiantes de décimo ciclo de 3
instituciones educativas. Se contó con una población de 495 estudiantes de las diferentes jornadas
escolares. Los resultados, evidencian 63 relaciones significativas e implicaciones, en diferentes grados,
de los 84 desde los análisis correlaciones y diferenciales. En conclusión, los estilos de aprendizaje y el
rendimiento académico escolar en las asignaturas de las áreas investigadas, es el insumo para el diseño
y desarrollo de estrategias didácticas, en beneficio del rendimiento académico, así como en el diseño de
líneas de acción para el desarrollo de las estrategias propuestas por estilo de aprendizaje.
Orejarena (2020), tiene como objetivo, correlacionar la inteligencia emocional, estilos de aprendizaje y
rendimiento académico en estudiantes universitarios. La muestra estuvo constituida por 145 estudiantes
con edades entre 20 y 30 años, de 1°,2°,3° semestre, del programa de Psicología. Se utilizó el
Cuestionario de Estilos de Aprendizaje de Honey y Alonso (CHAEA) para medir EA, el Trait-Meta
Mood Scale-24 (TMMS-24), para medir IE, y el reporte académico de estudiantes para el rendimiento
académico. En los resultados, se observa que, en la EA, resalta el estilo reflexivo con puntaje 14,18; un
nivel de inteligencia emocional adecuado, 29,58 en comprensión de sentimientos; no se hallaron
relaciones estadísticamente significativas entre IE y RA, ni entre EA y RA. En conclusión, con respecto
a el vínculo entre IE y EA se encontró correlación moderada y negativa entre el estilo reflexivo y la
comprensión de sentimientos, con un p= 0,041 y r= -, 305; lo que indica, la falta de relación entre las
variables evaluadas, a excepción del estilo reflexivo y la comprensión de sentimientos (entre más alto
es el primero, más bajo el segundo).
Altamirano et al. (2019), en el su estudio analizó los estilos de aprendizaje de estudiantes universitarios
de obstetricia de Concepción y su relación con las variables edad, año de la carrera que cursa y
rendimiento académico, con una muestra de 208 alumnos matriculados entre los años 2015 a 2018. Se
utilizó el cuestionario CHAEA de Estilos de Aprendizaje de Honey y Alonso. Resultados, predomina el
estilo reflexivo en el 50 % de los estudiantes y un 48 % combinada reflexivo-teórico. El análisis
inferencial, existen diferencias estadísticamente significativas entre rendimiento académico y estilo de
aprendizaje (p = .001). En conclusión, no existe relación entre estilos de aprendizaje y edad o año de
carrera que cursan los estudiantes; sin embargo, sí existe relación entre estilos de aprendizaje y
rendimiento, la cual podría estar determinada por el vínculo entre características del estilo reflexivo y
competencias genéricas a desarrollar en esta carrera de salud.
Escanero-Marcén et al. (2018), con el objetivo, determinar los estilos de aprendizaje de estudiantes de
fisiología de medicina se han utilizado dos cuestionarios (CHAEA e ILS). El rendimiento académico de
los estudiantes se midió al final de curso con dos pruebas distintas: test de elección múltiple y preguntas
abiertas de desarrollo. Los resultados, que en el rendimiento académico y estilo de aprendizaje: los
estudiantes reflexivos del CHAEA alcanzaron calificaciones más altas en las pruebas de tipo test y los
activos, las más bajas. En conclusión, estos hallazgos apuntan la necesidad de revisar los criterios para
determinar los estilos de aprendizaje e intentar homogeneizarlos con objeto de conseguir una aplicación
universal y trabajar con las características que definen los estilos.
Estrada (2018), con el objetivo de la investigación fue identificar los estilos de aprendizajes preferidos
por los estudiantes y analizar la influencia de los mismos en el rendimiento académico. Estaba
compuesta por una población de 46 estudiantes. Para la recolección de datos se aplicó el Test de Honey
y Alonso, el cual, estaba estructurado por 86 preguntas. El estilo dominante fue el reflexivo el cual
corresponde al 42,30%. Se concluyó que los estilos de aprendizaje si influyen en el rendimiento
académico, pero también existe una diversidad de factores que contribuyen al bajo rendimiento de los
estudiantes.