INTRODUCCIÓN
La inteligencia artificial (IA) desempeña un papel crucial en la transformación de la educación
superior, presentándose como un componente clave para la innovación pedagógica y la mejora del
proceso de enseñanza-aprendizaje. En el contexto universitario, la IA no solo se limita a la
automatización de tareas administrativas, sino que también se integra en la creación de entornos de
aprendizaje personalizados, la facilitación de la investigación académica y el fomento de la interacción
entre estudiantes y docentes. Se ha demostrado que la IA tiene el potencial de revolucionar la docencia
universitaria al proporcionar herramientas avanzadas para el análisis de datos educativos, la
creación de contenidos interactivos y el apoyo a la toma de decisiones pedagógicas. Sin embargo, la
implementación de estas tecnologías presenta una serie de retos y desafíos que requieren una
atención exhaustiva para maximizar sus beneficios y minimizar sus inconvenientes (Marques-Cobeta,
2023).
Se ha demostrado que la IA puede facilitar la personalización del aprendizaje, mejorar la eficiencia
administrativa y proporcionar herramientas avanzadas para la investigación académica (Cordero,
2024). No obstante, su integración en el ámbito educativo presenta desafíos significativos, incluyendo
la necesidad de formación docente adecuada, la adaptación curricular y la gestión de la ética y
privacidad de los datos (Gómez-Zermeño, 2024). Una gran cantidad de literatura ha investigado los
beneficios potenciales de la IA en la educación, pero persisten vacíos en el conocimiento sobre su
implementación efectiva y los obstáculos específicos que enfrentan los educadores en diferentes
niveles educativos (Castro y Mendoza, 2024).
Estudios recientes han descubierto que la aplicación de la IA en la educación superior puede mejorar
significativamente el rendimiento académico al adaptar los métodos de enseñanza a las necesidades
individuales de los estudiantes (Acosta y Finol de Franco, 2024). Investigaciones anteriores han
mostrado que los sistemas de tutoría inteligente, impulsados por IA, pueden proporcionar
retroalimentación instantánea y personalizada, lo que permite a los estudiantes progresar a su propio
ritmo (Aparicio, 2023). Además, pruebas recientes sugieren que las plataformas de aprendizaje
adaptativo, que utilizan algoritmos de IA para ajustar el contenido educativo en tiempo real, han sido
efectivas en la reducción de las tasas de abandono escolar y en el aumento de la retención de
conocimientos (Cedeño et al, 2024; Del Amor et al.,2023). Así, a pesar de estos avances, se ha
observado que existen importantes vacíos en el conocimiento respecto a la integración efectiva de la
IA en los currículos universitarios.
La falta de un marco teórico sólido para guiar la implementación de estas tecnologías, junto con la
escasez de estudios empíricos que evalúen su impacto a largo plazo, subraya la necesidad de una
investigación más profunda en este campo. Además, la preocupación por cuestiones éticas y de
privacidad, así como la resistencia al cambio por parte de algunos docentes, son obstáculos que deben
ser abordados para garantizar una adopción exitosa de la IA en la educación superior (Expósito-
Álvarez et al, 2024). El objetivo general de esta investigación fue explorar los retos y desafíos
asociados con la implementación de la inteligencia artificial en la docencia universitaria, con un
enfoque particular en identificar las barreras tecnológicas, pedagógicas y organizativas que dificultan
su adopción. A través de un análisis exhaustivo de la literatura existente y la recopilación de datos
cualitativos de docentes que ya han integrado la IA en sus prácticas educativas, este estudio buscó
proporcionar una comprensión integral de los factores que influyen en el éxito de estas iniciativas. En
términos de avances tecnológicos, se ha argumentado que la capacidad de la IA para procesar grandes
volúmenes de datos en tiempo real ofrece oportunidades sin precedentes para el análisis de patrones
de aprendizaje y el desarrollo de estrategias pedagógicas más efectivas. Sin embargo, el desafío radica
en la necesidad de contar con infraestructuras tecnológicas adecuadas y personal capacitado para
gestionar estas herramientas de manera eficiente. La brecha digital entre instituciones con diferentes