línea, proporcionando acceso a recursos educativos y promoviendo la retroalimentación entre
estudiantes y docentes. Sin embargo, a pesar de la creciente adopción de LMS en la enseñanza
remota, existen pocas investigaciones que aborden específicamente su relación con la educación en
segunda especialidad profesional (Vicentini, 2020). La formación continua y la adquisición de
habilidades y conocimientos especializados son fundamentales para el desarrollo profesional en
diversas disciplinas (Valderrama, 2019). En este sentido, es relevante indagar en cómo el software
LMS puede contribuir a la enseñanza remota en el contexto de los alumnos que buscan una
segunda especialidad profesional.
Para determinar la calidad de un software LMS es necesario utilizar métricas que permitan
analizar y revisar sus atributos y características en base a los requerimientos de usuarios e
instituciones, de manera que el software LMS pueda respaldar las decisiones basadas en los datos
obtenidos (Anatolievna y Nickolaevna, 2019).
La gestión académica es un factor fundamental a evaluar en un software LMS, ya que debe
satisfacer las necesidades de aprendizaje de los estudiantes al facilitar el acceso a información,
colaboración, participación, evaluación y retroalimentación (Ardila y Ruíz, 2022). Además,
involucra características pedagógicas, comunicativas, y de los cursos y recursos, permitiendo a
docentes y estudiantes monitorear el avance y seguimiento del desarrollo de un curso (Espinosa et
al., 2014).
La gestión técnica se relaciona con los requerimientos funcionales y técnicos considerados durante
la implementación del software LMS, como la usabilidad, accesibilidad y eficiencia (Alpizar y
Naranjo, 2022). Estos aspectos garantizan una experiencia satisfactoria para los usuarios y un
desempeño óptimo del sistema (Lago, 2006).
La administración del software LMS también es crucial, ya que implica acciones como habilitar
cursos en el momento adecuado, gestionar la matrícula de estudiantes, otorgar acceso a docentes,
y asegurar la disponibilidad de recursos en el momento oportuno. Estas acciones administrativas
contribuyen al correcto funcionamiento y aprovechamiento del software LMS (Palacios, 2015).
Por otro lado, la enseñanza remota ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos
años, especialmente impulsada por la pandemia del COVID-19. En este contexto, las aulas
virtuales se han convertido en un elemento fundamental para brindar educación a distancia. El
modelo adoptado para evaluar la enseñanza remota destaca por la combinación de tres
dimensiones clave: informativa, comunicativa y experiencial (Valeiras et al., 2018).
La dimensión informativa se enfoca en proporcionar a los estudiantes acceso fácil a recursos de
tipo informativo que les permitan adquirir conocimientos. Estos recursos pueden incluir
presentaciones multimedia, documentos de lectura, gráficos, esquemas, mapas conceptuales,
animaciones, videos y bibliotecas digitales, entre otros (Estrada y Paz, 2022). En resumen, esta
dimensión se refiere a la presentación del conocimiento que los estudiantes deben adquirir para su
aprendizaje.
La dimensión comunicativa es fundamental para establecer un flujo efectivo de comunicación entre
estudiantes y entre docentes y estudiantes. Esto permite que los profesores realicen tareas de
tutoría, tanto de manera individual como en grupo, y lleven a cabo un monitoreo y evaluación
constantes (Marrades y Véliz, 2022). En esta dimensión, se pueden utilizar herramientas como
foros de debate, mensajería interna, videoconferencias y tablones de noticias, entre otros, para
fomentar la interacción y la comunicación activa.
La dimensión experiencial busca brindar a los estudiantes actividades o tareas que deben
realizarse dentro del entorno del aula virtual. Esta dimensión se basa en la idea de que los
estudiantes aprenden a través de la experiencia y la acción (Villarroel et al., 2021). Los docentes