económicos, sociales, educacionales y culturales, entre otros. Al respecto, algunos estudios (Brenlla,
2002; Encinas, Díaz, Noriega y Estrada, 2009), señalan que existen diferencias en el estilo de vida
entre quienes habitan una zona rural y una urbana; las diferencias pueden ser económicas,
culturales y sociales; siendo los adolescentes de zonas rurales quienes enfrentan condiciones
sociales deficientes, lo que limitaría el desarrollo de habilidades para la vida.
Así, ciertas investigaciones realizadas respecto a las habilidades sociales en contextos de pobreza
indican que los adolescentes, por un lado, tienen problemas referidos a comportamientos agresivos,
impulsivos y escasa autoafirmación; y por otro, actitudes de pasividad, comportamientos evasivos,
aislamiento social, timidez y sentimientos de inferioridad (Cohen, Esterkind de Chein, Betina,
Caballero y Martinenghi, 2011).
En esta misma línea, la investigación realizada por Coronel, Levin y Mejail (2011), se plantea que
los adolescentes de nivel socio económico bajo, presentan manifestaciones de temor en las
relaciones sociales, unidas a timidez y sentimientos de aislamiento social, que como
comportamientos disfuncionales constituyen factores de riesgo.
Por otra parte, Lacunza y Contini (2001) señalan que la carencia de habilidades sociales asertivas
favorece la aparición de comportamientos disfuncionales en el ámbito familiar y escolar; además
de los problemas relacionados con la deserción escolar, comportamientos violentos y hasta
perturbaciones psicopatológicas en la vida adulta.
En este sentido y a la luz de ciertas investigaciones (Coronel, Levin y Hormigo, 2010; Morales,
Benítez y Agustín, 2013; Garcés, 2017; Vizcaíno y Cruz, 2017; Zavala, 2017), se pueden establecer
ciertos problemas de las habilidades sociales en los componentes de asertividad, comunicación,
autoestima y toma de decisiones. Así, por ejemplo, se han encontrado bajos niveles de valoración
de los adolescentes hacia sus propias capacidades personales o la escasa capacidad de evitar
situaciones conflictivas o estresantes, asimismo, falta de autocontrol en las relaciones sociales,
retraimiento social, ansiedad, timidez y falta de liderazgo. De la misma manera, los adolescentes
presentan problemas relacionados con su entorno familiar en los componentes de relaciones,
desarrollo y estabilidad. Entre ellos se pueden mencionar problemas de comunicación entre padres
e hijos, cohesión entre los miembros de la familia, participación conjunta en actividades de
recreación y toma de decisiones de manera asertiva.
En el caso específico del centro poblado Alto Andino del distrito de Acoria de la región Huancavelica
– Perú, los adolescentes de la institución educativa rural Santiago Ángel de la Paz Antúnez de
Mayolo Gomero, también presentan problemas relacionados con las habilidades sociales y el clima
social familiar, pudiéndose evidenciar a través de la experiencia profesional, aunque no de manera
sistematizada, ciertos problemas como: falta de autoestima, que implica una baja percepción de
ellos (as) como personas valiosas; violencia familiar, por lo general se percibe una violencia
psicológica o emocional, aunque se presume que haya también violencia física; deserción escolar,
que lleva a algunos estudiantes a abandonar sus estudios por motivos generalmente económicos;
también se percibe un relativo consumo de alcohol, ya que algunos estudiantes asisten a fiestas
donde en grupos liban licor; paternidad precoz, que podría ser producto de la influencia cotidiana
del ambiente familiar o grupo social donde se desenvuelven él y su pareja; hogares disfuncionales,
donde la madre hace las veces de padre y viceversa, falta de proyecto de vida, es decir, los
adolescentes no tienen una visión de lo que quieren ser en la vida en un futuro cercano, muchas
veces a ellos solamente les interesa vivir el presente.
Por otro lado, los adolescentes cuestionan las reglas de los padres y en muchos de los casos rompen
dichas reglas, además presentan una escasa tolerancia a la frustración, escasa práctica de valores,
y como consecuencia la posibilidad de rompimiento de las relaciones familiares. Para ello, se ha
tenido en cuenta el grado de estudios y el género de los adolescentes de la institución educativa